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Muy ilustre señor presidente
El Real Colegio Ambrosiano de San Carlos, puesto a los pies de vuestra señoría, con el más profundo respecto y veneración, le da las gracias por el singular beneficio que nos ha franqueado su generosa piedad en la translación a esta ciudad, al cuidado de los reverendos padres misioneros de propaganda fide, de la orden de San Francisco, quienes luego que llegamos a este su Colegio nos posesionaron de las piezas accesorias destinadas para el Real Seminario, verificando en el obsequio, agasajo, amor y cariño con que nos recibieron el ser [nuestros?] padres, destinados por Dios y por el Rey, nuestros señores, para la felicidad, conversión e instrucción de los naturales, sus amados vasallos.
En testimonio, pues, de los sentimientos de nuestros corazones, pensionamos con esta la superior atención de vuestra señoría, para reiterarle nuestra gratitud, y suplicarle se sirva poner en noticia de nuestro soberano, nuestra complacencia y gozo, a fin de que se digne manifestar ser de su real agrado y servicio la translación de este su colegio, y sus circunstancias ventajosas y proporcionadas, hacia los importantes fines de su establecimiento, conforme a sus reales intenciones, y soberanos designios en beneficio de los naturales de Chile.
Dios guarde a vuestra señoría muchos años. Chillán, a diez de noviembre de 1786.
Muy ilustre señor, besan las manos de vuestra señoría, sus más atentos servidores:
Pascual de Reuqueante
Ignacio Tralcalabquen
Juan Bautista Anicoyan
Pedro Pablo Lebiman
Joseph María Guenupi
Francisco Quiñelican
José María Payne […]
Martín Erises
[Archivo Nacional Histórico, Fondo Antiguo, volumen 21, fojas 90(214)-90(214)v]