Esta es una pregunta que todo araucano debe hacerse y luego contestarse afirmativamente, con propósitos elevados, con sentimientos de solidaridad, después de meditar una experiencia triste de cómo han sido despojados nuestros antepasados y nuestros mayores de sus tierras.

La juventud que surge hoy a la vida civilizada y educada, lamenta con amargura, ver y oír a los ancianos, la manera como les han sido quitada sus tierras y lamenta con amargura, ver a araucanos que dicen defender a su raza, nada han hecho por rescatarle sus tierras, ni tampoco han hecho posible formar al soldado educado que, con inteligencia y valor, pudiera formular razones de justicia, sea ante los poderes públicos, sea ante las tribunas del Congreso Nacional.

Cuando decimos araucanos que dicen defender a su raza, nos referimos, a aquellos que han representado al pueblo araucano en las esferas del gobierno. Ellos que contaron con la llave de las tribunas del Congreso; y en este gobierno los que cuentan con el favor y amistad del presidente, General Don Carlos Ibáñez del Campo.

Juventud araucana, que leeréis estás líneas, pensad quien os escribe para que toméis vuestros corazones y vuestras mentes y meditéis. Es un joven araucano que siente palpitar con dolor el problema araucano y que ningún político quiere darle una solución beneficiosa, sino que, muy por el contrario, han lanzado proyectos de solución y que no tiene otra significación para nosotros que engaños para exterminar nuestro pueblo, haciendo posible la venta fácil y derogando toda ley de protección a las tierras araucanas para los araucanos.

Escuchad, hermanos araucanos, por qué debemos defender nuestras tierras: Debemos defender nuestras tierras porque ellas constituyen riquezas inagotables de prosperidad económica. Porque son herencias dejadas por nuestros antepasados, a costa de sangre y lágrimas. Porque una vez perdida es difícil recuperarlas.

Jamás debemos vender nuestras tierras; y si tuviéramos que venderla por alguna causa obligada o por mejor dicha disposición de capital, recordemos el adagio araucano: “Mapuche mapu, mapuche kümeu mülekayalu müten”.

Anónimo

En: El Periódico Araucano, Época 6, Número 5, p.4

Órgano Oficial de la Unión Araucana

Padre Las Casas, marzo de 1955