Ya en los años 1925 al 1930, la Juventud Araucana se trasladaba a Santiago en busca de horizontes más benignos, como una consecuencia de los atropellos de que eran víctimas sus familias y ellos mismos, en sus bienes; de los cuales eran desposeídos y aun de sus vicias, sin que la justicia sorda de sus clamores hiciera nada por evitarlo.
Es así como en el año 1932 se puede decir que más de 700 a 900 araucanos luchaban en actividades diversas: en la Universidad los estudiantes y en las Industrias y Comercio los empleados y obreros, todos de la raza. Luego se dejó sentir el espíritu de unirse de toda esta masa, cuyo ideal era luchar por la reivindicación de los derechos de sus hermanos, que sufrían allá en el Sur.
Fue así como el 10 de julio del mismo año nació a la vida la primera Institución de Araucanos con asiento en Santiago, que se llamó Sociedad de Araucanos “Galvarino”, cuyo primer Directorio quedó constituido por una mayoría de estudiantes, profesores y una minoría de obreros. Sus resultados en un principio fueron magníficos, tanto financieramente como en la elaboración de sus programas de trabajo. Desgraciadamente, la inexperiencia de la juventud llevó al fracaso a la joven Sociedad. Buenos elementos había, pero también los había malos, éstos últimos fueron los que tuvieron, con sus rastreras intenciones, la culpa principal del fracaso. Con este golpe pasaron varios años antes que la Juventud reaccionara; pero la fuerza de sus ideales se concretó en una nueva tentativa por organizarse y darle nueva vida a una organización de los elementos dispersos de la anterior Institución.
Desde aquí se puede decir que parte la verdadera historia de nuestro organismo; su primer Directorio se compuso de los socios: N. Pichilaf, Ramón Bulnes, Felipe Collio, P. Conejeros, José Huiriqueo, P. Huina y otros.
Era el año 1933; la labor de esta Directiva fue tesonera, pero no alcanzó el éxito que se esperaba por falta de los buenos colaboradores indispensables y con la actividad necesaria. Pero ya después de ese año un fuerte movimiento de la Juventud trajo un interés inusitado por resolver dos puntos fundamentales: 1° Fortificar la Organización que ya existía, pero que a su vez languidecía por falta de entusiasmo del Directorio que no encontraba colaboración, y en seguida el 2°, Unificar toda la Raza Araucana en una sola Gran Institución, cuyo único fin fuera velar por la reivindicación integral de sus derechos.
Estos ideales, que no habían podido realizarse, se fueron concretando con el esfuerzo de nuestro Directorio actual, que no ha escatimado sacrificio por cumplir con las aspiraciones de la juventud que los instituyó. Queremos dejar aquí constancia de los nombres de estos Directores cuya memoria será un constante ejemplo para los nuevos Directores que puedan venir. Ellos son: Norberto Pichilaf M., Presidente; Bartolomé Neculmán Q., Vicepresidente; Alberto Melillan C., Secretario; Pedro Galindo R., Prosecretario; Camilo Coñopan V., Tesorero; José Huiriqueo, Protesorero y Directores señores: José Elgueta, Juan Liencura, Carlos Huayquiñir R., Francisco Ñancufilo y Florencio Antimil.
La labor más importante desarrollada en este período de nuestra Historia, fue el Magno Congreso que se celebró los días 15, 16 y 17 de Abril pasado y de cuyo resultado podemos estar orgullosos. El llamado que hiciéramos encontró eco en nuestros hermanos del Sur, cuyas respuestas de adhesión empezaron a llegar luego. En primer término se recibieron la de los Estudiantes de Temuco, la Sociedad “Los Hijos de Arauco”, “La Unión Mapuches Colo-Colo”, de La Unión; “La Moderna Araucanía”, de Cunco; “La Federación Mapuches Caupolicán”, de Chiloé, y así, hasta completar un total de 37 Sociedades y 20 Representantes de Reducciones de diferentes provincias habitadas por nuestra Raza.
Hemos tenido que luchar contra los ataques de aquellos que se han sentido heridos en sus intereses mezquinos de explotadores, pero nos regocijamos en el triunfo obtenido olvidando estos ratos amargos ya pasados y pensando para el porvenir que quienes sean los que hayan de regir nuestros destinos tengan siempre la entereza de combatir contra esos traidores, como nosotros lo hicimos.
Sólo tres Sociedades no quisieron participar en nuestro Congreso: “La Caupolicán Defensora de la Araucanía”, de Temuco; “La Federación Araucana”, sin sede determinada y “La Unión Araucana”, de Padre Las Casas; todas estas Instituciones tienen el nombre pomposo de “Corporación Araucana”. Nosotros no condenamos a sus miembros, sino a sus directores mangoneadores de ellos, que los sacrifican a su interés. Ya llegará el día en que se irán convenciendo y estamos ciertos de que uno a uno e individualmente todos, estarán con nosotros y darán vuelta la espalda a quienes sólo los engañaban para explotarlos.
Ahora, con nuestro “Frente Único de Araucanos de Chile”, con sede en la ciudad de Temuco, tendrá nuestra raza la defensa que necesita y poco a poco iremos ganando el terreno perdido. Es nuestro deber como Araucanos contribuir con todas nuestras fuerzas a la EMANCIPACION de nuestra RAZA por medio de la Educación Y esperamos que nuestra Sociedad siga en la ruta que se ha trazado por el bien de los nuestros.
En: El Frente Araucano Año 1, Número 1, p.1
Órgano de publicidad de la Sociedad Araucana
Santiago, julio de 1939