En el régimen pasado se elaboró un proyecto de ley con la anuencia del Ministerio de Justicia, pero felizmente no llegó a prosperar, porque todos los indígenas, a través de sus organizaciones, pusieron gritos al cielo y hasta que consiguieron silenciar al mencionado proyecto de despojo.

Según este proyecto, se disponía el traslado de varios cientos de miles de indígenas —alrededor de trescientos mil— desde sus actuales predios agrícolas, en los alrededores de la costa, hacia terrenos no fértiles ubicados en la Cordillera de la costa de la región de Cautín.

¿A qué obedecía este desplazamiento? ¿Cuáles eran los fundamentos que se tenían en vista para perseguir en forma tan ignominiosa a los últimos representantes de la raza aborigen?

Bonita democracia es [la] que no hace verdaderas para los araucanos las garantías constitucionales que nuestra Carta Fundamental confiere a todos los ciudadanos chilenos.

¿Qué piensan de esto los parlamentarios por Cautín? ¿Acaso están de acuerdo en que se despoje a los indígenas de tierras que les han pertenecido por milenios, por el solo hecho de ser más ricas y productivas? ¿Por qué se va a condenar a ese crecido número de ciudadanos chilenos a morir de hambre en las arcillosas estribaciones de la Cordillera de la Costa?

El pretexto que fue dado, en el sentido de que esas tierras se destinarían a colonos extranjeros, no es valedero en este caso, pues, para la colonización agrícola extranjera están los vastos e inexplorados campos de la provincia de Aysén y otros, que esperan el esfuerzo creador del hombre y donde no serán lesionados derechos inalienables.

Si se quiere disfrazar una ignominia con el pretexto de brindar determinadas comodidades y elementos de progreso a los indígenas, que se los otorguen en sus actuales tierras, las mismas de sus antepasados. Ninguno de ellos tiene interés en emigrar hacia regiones que desconoce, donde, además, se verán obligados a pagar el terreno, según dispone el proyecto de marras que, de llegar al Parlamento, habrá de ser rechazado por antidemocrático y anticonstitucional; su solo anuncio constituye una vergüenza para el país que se precia de independiente y de respetar la libertad de sus hijos.

Carlos Huayquiñir Rain

En: Acción Araucana, año 1, número 1, pp. 1 y 4

Santiago, julio de 1953