El Ministro araucano del Presidente Ibáñez del Campo, vale decir, el Ministro Venancio Coñuepán, realizó el primer acto de justicia, de gran envergadura, en favor de la raza, al ordenar la requisición de todas las labores y enseres y maquinarias de Fresard y Viñuela, firma de explotadores madereros que de la noche a la mañana se introdujo en la comunidad Bernardo Ñanco, en Lonquimay y que no pagaba derechos.

La requisición fue ordenada, a fines de enero, por intermedio del Juez de Indios de Temuco, quien informó al Ministro que está tratando de avaluar el monto de los daños que ‘’intencionalmente’’ ha causado la empresa explotadora con el sistema de roces a fuego, y de los derechos por extracción de la madera, que últimamente no pagaba dicha empresa a la comunidad araucana, constituida por unas doscientas personas.

Un juez de indios que perseguía a los araucanos

El secretario de Estado, Coñuepán, precisó que aquí se trataba de un viejo asunto, del cual, surgió una campaña que realizó él siendo diputado, a partir de 1947, para que obligase a la firma a pagar derechos. Fruto de esta lucha fue que los indígenas comenzaron a recibir derechos de 80 centavos por cada pino araucaria que enviaban a la muerte los explotadores.

El ministro confesó que la firma tenía como muchas otras que hay en Panguipulli, un santo en la Corte: se trata del Juez de Indios Gustavo Bisquert ‘’que estaba para perseguir a los araucanos’’.

Fue por eso que el ministro, él mismo lo dice, se decidió a suprimir a dicho Juzgado y que un diputado liberal, de apellido Huerta está buscando ahora artes leguleyas para revivir ese nefando Juzgado.

El señor Coñuepán informó que el litigio con la firma Fresard y Viñuela ha ido a parar en algunas ocasiones a la Contraloría, a la Corte Suprema, en fin, a cuanta parte tenga que pronunciarse sobre estos asuntos, y finalmente, se ha puesto término a la cuestión requisando las instalaciones.

Un ministro estuvo alarmado

El ex ministro del Interior, don Guillermo del Pedregal, tiene un fundo de su propiedad en Collipulli, y hasta él llegaron rumores interesados de cierta parte de la opinión pública, que mueven los explotadores madereros, sobre este caso de justicia social, que le hicieron volver a la capital marcadamente alarmado.

Pero el Ministro Coñuepán en defensa de su raza hoy perseguida por hombres que deben ser hermanos de ellos, puesto que también son chilenos, tomó las medidas y le dio explicaciones tranquilizadoras a su colega del Interior de entonces.

Carlos Huayquiñir Rain

En: Acción Araucana, año 1, número 1, pp. 1 y 4

Santiago, julio de 1953