Hasta aquí se ha dicho muy poco de la Juventud Araucana, y desde luego definiremos los pareceres. Juventud quiere decir: audacia, dinamismo y sinceridad. En vista de estas virtudes innatas del indio joven, y que le señalan su verdadero lugar de combate, vamos a delinear algo más, puesto que obligatoriamente le corresponde en las horas actuales en que atravesamos.

En la Araucanía, hasta la fecha hemos vivido casi en completo abandono, sujetos por instituciones morfológicas; hemos andado a tientas, sin encontrar un ideal propio que nos dé la verdadera clave y fortifique nuestras aspiraciones.

Pues bien, como la única salvación de la raza aborigen está en sus hijos, la juventud araucana es nervio y esperanza de la Araucanía. Chile le pide ayuda, su esfuerzo, sacrificio y cooperación, para crear una nueva generación culta que borre los desaciertos pasados. Nuestro deber es entonces, no solamente elevar el nivel cultural de los aborígenes, sino también cooperar al engrandecimiento de la nación.

La juventud araucana de hoy y la de mañana, serán las conductoras de nuestro pueblo mapuche hacia el resurgimiento y el porvenir glorioso que nos espera. Tengamos fe en ella y ayudémosla sin prejuicio alguno. Sigamos sus ideales que tienden a enmendar errores y llevarnos adelante en el camino del triunfo.

Me refiero a la juventud briosa e inteligente, a esa juventud que todavía no ha sido contaminada de la corrupción mercenaria, le corresponde en estos momentos hacer vibrar al unísono las fibras progresistas de nuestros compatriotas, y a dirigir la causa con más acierto y honradez por una ruta más serena.

Deseamos una renovación completa de procedimientos para con la colectividad. No queremos resignarnos a nuestra vieja política, plagada de desaciertos y de convencionalismos.

Lo que anhelamos es iniciar una nueva política, que renueve desde las raíces nuestra mala institucionalidad. En palabras más plásticas, lo que buscamos en una política quirúrgica, que estirpe con éxito las enfermedades de la incomprensión.

Esperamos pues, con optimismo, a los que con toda su buena voluntad nos quieran seguir en la nueva cruzada que nos hemos propuesto.

¡Oh, Juventud Araucana! Si en estos momentos no os preocupáis de vuestro sagrado deber, de coadyuvar en toda forma el resurgimiento de la Araucanía, de purificaros vosotros mismos para ser legítimos ciudadanos de la causa. No culpéis a nadie de las fatales consecuencias que tendría que soportar la raza.

¡Alzaos a tiempo con todo vigor juvenil para contrarrestar y rehacer lo que nos está llevando al precipicio!

¡Aún es tiempo todavía!

¡Uníos! Y hacer coro alrededor de la primera idea que se os presenta, tratando de avivar sus llamas con vuestro esfuerzo. Aunque al principio serán débiles, pero poco a poco se convertirán en una hoguera, cuya luz iluminará las tinieblas en que hemos vivido, convirtiéndose el caos en claridad y orden.

¡Uníos sin pretensiones, ni vanidades de ninguna clase! Levantad muy en alto el sagrado pendón de la emancipación. Este pendón que fue defendido con sus vidas por nuestros antepasados: Caupolicán, Lautaro y Galvarino, etc., etc., y cuyas hazañas están siempre frescas en las páginas de la Historia, como si fuera ayer.

Solo así podréis cumplir vuestro cometido, solo así podréis llamaros impulsadores de la nueva generación araucana.

¡El milagro está por hacerse, sólo falta vuestra voluntad y un poco de vuestra decisión!

Si os gusta y concuerda con nuestros ideales renovadores, acogedla en un solo haz de acción: “en todos y por todos”. Sacudíos de vuestros prejuicios y comenzad a ser joven innovador, para ser el paladín de la epopeya magistral en que estamos empeñados.

Si estáis decidido a formar parte de esta empresa grandiosa, no os preocupéis más del pasado, sino es para recordar los hechos gloriosos de nuestra historia. Preparad el presente, el rotundo triunfo será nuestro.

Carlos Huayquiñir Rain

En: El Frente Araucano, Año 1, Número 1, p.4

Órgano de publicidad de la Sociedad Araucana

Santiago, Julio de 1939