Veamos lo que es la educación. Educación es el desarrollo armónico o perfeccionamiento de las facultades intelectuales y morales del niño o joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc. Ejecutados o seguidos metódicamente. Se recibe la educación en las escuelas, libros, revistas, periódicos, conferencias, etc.

La educación es de absoluta necesidad para nuestra raza. Sobre este punto, hay divergencia de pareceres entre nosotros; hay quienes —elementos viejos de Arauco— que dicen que ella no necesita la educación, pues, los mapuches deben seguir el antiguo modo de vivir y las antiguas costumbres, que no deben perder las tradiciones de sus abuelos. Esta opinión no es aceptable, porque es falsa, sin base razonable y no está de acuerdo con el sentir del elemento joven, porque éste ha visto que la causa del atraso de gran parte de sus compatriotas es la ignorancia. Esto no quiere decir que desprecie las costumbres y tradiciones nobles de su raza, sino lo contrario, es decir, desean una raza mapuche y siempre mapuche, pero educada, esmeradamente educada.

La opinión de los primeros, no se ha emitido teniendo presente las condiciones actuales de la vida, que son muy distintas a las de 100 o más años atrás, cuando los Araucanos vivían holgadamente con grandes extensiones de suelo, con escasas leyes verbales, promulgadas según las circunstancias de esa época, por los toquis y caciques. Hoy día, estamos en época y situación distintas a las de años atrás, pues ahora tenemos muy poco suelo que cultivar, día a día estamos más reducidos; estamos rodeados de un mundo civilizado; tenemos patria que nos pide esfuerzos y sacrificios distintos a los que nos exigía en otro tiempo, para su prosperidad; autoridad que obedecer y respetar para la armonía social; leyes que acatar para que haya orden en la sociedad.

Lo importante hoy es marchar de acuerdo con la actual civilización; producir más utilizando los elementos que nos da el progreso para vivir una vida digna; tener los elementos necesarios y ser capaz de salir triunfante en la ruda lucha por la vida. El mapuche de hoy tiene que trabajar intensa y honradamente para ganar el pan para sí y su familia; tiene que trabajar para educar convenientemente a sus hijos; tiene que trabajar para criarlos sanos, en casas buenas e higiénicas; tiene que trabajar con brío para AHORRAR a fin de conseguir su INDEPENDENCIA ECONÓMICA, que todo hombre sano, honrado y trabajador aspira conseguir y dejar de ser ESCLAVOS de los comerciantes.

Para conseguir todo esto, necesita el mapuche, un puntal, una palanca, un motor, una fuerza que los haga avanzar y hacer fácil su labor. ¿Quién le puede dar todos estos elementos indispensables para la marcha siempre ascendente? Sólo la educación, porque ella es fuerza y ala para el vuelo.

Para apreciar mejor los beneficios incalculables de la educación, veamos en el campo de la práctica, lo que sucede cuando ella no es conocida y los óptimos frutos que se consiguen cuando es conocida e impera en el individuo. Una persona sin educación solo vegeta en el mundo, como lo hace el monito en la parte donde actúa; se conforma con cualquier modo de vivir, no le importa, porque no se da cuenta, es ciego, marcha en la oscuridad; no tiene aspiraciones para mejorar su vida espiritual, moral, intelectual, ni económica, no aprecia estos bienes bellísimos, porque sus pasiones, alimentadas por la ignorancia, les pone tal espesa venda ante sus ojos que les hace aparecer negro, muchas veces, lo que es blanco, blanquísimo como las nieves eternas de nuestra cordillera. (La clara luz de la educación, en el pleno siglo XX, no ha penetrado todavía en todos los rincones de la tierra. Hay muchos pueblos que están en peores condiciones que algunos de nuestros mapuches. Aquí mismo, en nuestra patria, en nuestros compatriotas huincas, hay mucho que desear, sobre este punto). ¿Qué diremos de su capacidad para defenderse si es atropellado en sus derechos? No puede hacer nada en su defensa. Lo único que hace es engordar a esos parásitos que pululan en los juzgados y que todo el mundo conoce por un nombre especial: TINTERILLOS.

Por la ignorancia, es decir, la ausencia de la educación que esclarece la mente, alumbra el camino, que da el punto de apoyo a cualquier débil, se ha cometido y se comete tantas injusticias que todavía se lamenta y tiene herido el sentimiento de toda la Araucanía, y mientras haya ignorancia, habrá injusticia porque ésta nace, crece y se multiplica en el terreno abonado de la ignorancia.

En cambio, qué distinto es el camino del hombre educado. El hombre educado tiene la luz de la educación en su mente y ella es su guía en todos sus actos; está lleno de aspiraciones nobles y desea y sobre todo, trabaja con entusiasmo y perseverancia para mejorar con su situación moral, espiritual, intelectual, económica y social; vive y trabaja con interés; tiene orden en su vida; tiene cariño especial a su terruño que lo vio nacer y que es la herencia de más de 300 años de homérica lucha de sus antepasados, lo conservará y lo mejorará hasta convertirlo en una mina, en un emporio de riqueza. Elementos de esta talla, elementos educados los hay ya en nuestra raza, cuya situación es floreciente, y que es orgullo de nosotros. El hombre educado tiene cariño a su suelo y no lo perderá con unos cuantos billetes de a $100 como lo están haciendo muchos que no tienen esa luz en su mente; el hombre educado cumple bien con sus deberes de su estado, ama a su raza y trabaja por su prosperidad y florecimiento. El hombre educado ama las instituciones araucanas verdaderas que están luchando por el progreso de ella y se alista a su fila para ayudarla, porque sabe, que el mundo empezó a progresar en los albores de la civilización, cuando los hombres dejaron sus rencillas y se asociaron, o en otros términos, formaron sociedades.

Siendo la educación de necesidad vital para el individuo y socialmente hablando, para una raza, un pueblo, una nación, debemos entonces poner todo nuestro empeño, todo nuestro esfuerzo, toda nuestra energía para conseguirla.

Para nuestros hermanos de escasos recursos y de otros medios, en cierto modo, es difícil, muy difícil conseguirla, pero no imposible. ¿Qué cosa buena no cuesta conseguir? Todo lo grande y todo lo bello que vemos y que verán las generaciones venideras, se han conseguido y se conseguirán con grandes luchas, esfuerzos y sacrificios.

La educación está en el límite de la humana posibilidad y este conocimiento nos debe bastar para cobrar aliento para emprender una lucha verdadera, efectiva y tenaz para conseguirla.

Con el pensamiento que la educación está en el límite de la humana posibilidad, han emprendido la jornada muchos jóvenes de nuestra raza, para conseguir su educación, sin dinero, sin fuerza económica, pero henchido de fuerzas morales que las han alentado en su empeño y el resultado anhelado se ha conseguido ampliamente: los hemos visto surgir, prosperar y triunfar en la vida. Todo araucano sano, idealista, debe tener siempre presente que toda cosa por muy grande que parezca, si otro lo ha conseguido, también lo puede conseguir él. Está en que estudie bien el asunto y en seguida empezar la labor sin desmayo, siempre adelante, abriendo todos los días surcos y más surcos y el resultado: LA REALIZACIÓN DEL SUEÑO. Tengamos siempre presente, jóvenes araucanos, el siguiente pensamiento de un autor alentador de jóvenes: ‘’PUEDE EL QUE CREE QUE PUEDE’’.

La educación se puede conseguir por muy pobre que sea el que la desee, teniendo fuerzas morales en su ser o, en otros términos: teniendo fuerza de voluntad, que le permitirá allanar todos los obstáculos y salir triunfante.

Nuestra raza necesita la educación, sólo la educación para solucionar sus problemas porque ella es la luz que alumbrará su senda para llegar al lugar donde han llegado otros pueblos que los llamamos adelantados ¿y quién puede sostenernos con razón que esos pueblos han llegado donde están, sin esa luz, sin educación? ¿Quién puede sostener también con razón que esos pueblos antes de tener esa luz no estaban en la misma condición que están muchos de nuestros hermanos y no es la verdad que algunos pueblos estaban en peores condiciones que nuestra raza cuando en ellos imperaba la ignorancia? La educación es luz y esa luz necesita nuestra raza. Conforme se eleva el sol en el firmamento, desaparece la oscuridad y huyen de la luz la lechuza, el murciélago y las aves de rapiña.

Trabajaremos por la educación de la raza y en esta forma veremos disminuir paulatinamente la embriaguez, la imprevisión, el desorden y todos los poderes del mal que trae la ignorancia.

Florencio Antilef

En: El Periódico Araucano, Año 1, Número 5, pp.2-3

Padre Las Casas, noviembre de 1937